Otra etapa corta (para que el médico vea que respeto sus consejos), que me vuelve a llevar a los campos de cultivo, maizales, campos de alfalfa. Paisajes bucólicos y muy relajantes. Muy poca gente, y menos peregrinos; tan solo me encuentro con algún campesino que va o viene de sus campos y a los tractoristas, que conducen como si estuviesen en un rallye!
En los diversos pueblos que voy atravesando, es como si todo el mundo estuviese haciendo la siesta. Me explico: todos están como adormecidos, como si la calor no les permitiese trabajar al cien por cien. Cuando voy a comprar la comida, es casi como si no tuviesen ganas de vender, y prefiriesen hablar de las fiestas del pueblo, de los kilómetros que llevo hechos, de donde vengo, hasta que al finales tengo que recordar lo de la comida...
El río Jalón, poco antes de llegar al Ebro. |
El... Eh... Bueno, él. |
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