Una noche de lujo en una casa de 300 años de antigüedad! El albergue era la antigua casa del cura (o abad, o rector, que no lo tengo muy claro), y finalmente, las monjas del monasterio lo destinaron para albergue. Lo dicho: una pasada. El pueblo de Santo Domingo de la Calzada está volcado completamente hacia el peregrino, con monumentos, indicaciones, señales, artículos, la hospitalidad de la gente... Es de agradecer que haya sitios y gentes así.
Ya en el camino, una de las cosas que me llamaron la atención fue una cruz en lo alto de un cerro, que llaman "La cruz de los valientes", aunque ignoro el porqué de dicho nombre, y el cerro en cuestión no es nada del otro mundo; no tendrá más de cincuenta metros de desnivel...
El resto de la etapa, es un continuo sube y baja de pequeños cerros y ondulaciones que, hasta donde alcanza la vista, están ocupados completamente por campos de trigo. Algún árbol ocasional, y la carretera nacional son lo único que rompe la monotonía.
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En cualquier rincón de Sto. Domingo hay detalles del camino.
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En lo alto del cerro se ve la Cruz de los Valientes
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Y esta es la cruz...
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La monotonía en el paisaje es la tónica imperante
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La inmensidad del paisaje es algo espectacular
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La típica señal de identidad española: el botijo en la puerta.
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La cercanía de Burgos, cada vez más presente |
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